Cuando hablamos de la relación de María con Dios solemos decir que ella es hija de Dios (padre), Madre de Jesús (hijo) y Esposa del Espíritu Santo. Este último punto, obviamente no debe entenderse de forma literal. Osea ella no se casó con el Espíritu Santo, su esposo sabemos que era San José. Pero ella estaba tan íntimamente unida al Espíritu, y este habitaba tan plenamente en ella, que podríamos decir que fue y es como su esposa. Veamos a continuación algunos puntos esenciales que nos ayudarán, no solo a entender esta relación, sino a descubrir en ella un modelo de vida en el Espíritu Santo que podemos seguir: 1. Por su maternidad divina. En el evangelio según San Lucas, vemos el relato de la visita del ángel a María, quien le dice: Alégrate, llena de gracias, el Señor está contigo. No temas porque has hallado gracia delante de Dios. En estas palabras vemos ya una actitud y disposición interior a la vida espiritual, que llegaría a su plenitud ante el siguiente anun...
Un espacio dedicado a fortalecer nuestra fe en Dios, reflexionar en su palabra y crecer en el amor.