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Mi testimonio

Hola a todos, soy Luis Ángel Puello Orozco, Comunicador Social, esposo y Evangelizador Digital Católico. Sin embargo, esta página no trata sobre mí, sino sobre el inmenso amor que Dios ha derramado en mi vida. En los siguientes párrafos, quiero compartir brevemente mi testimonio y la razón de este blog: un espacio dedicado a fortalecer nuestra experiencia de la misericordia de Dios.

Canal de Youtube Lucho Evangeliza
Portada de mi canal, diseñada por mi hermano de comunidad Jose Graff.

Mis inicios en la fe

Como muchos, nací en una familia católica donde se me inculcaron la fe y los valores. Aunque no éramos particularmente constantes en los sacramentos ni en el rezo del Santo Rosario, mi madre siempre insistió en la importancia de participar en espacios de formación como los de la Infancia Misionera. Así, desde muy pequeño, mis fines de semana estuvieron marcados por las enseñanzas de mis formadoras Nancy, Carmen y Eugenia, junto a otros niños que compartían este caminar de fe. De esa época, guardo con cariño los encuentros en la Casa de Oración María de Nazareth, donde nos reuníamos niños de toda la ciudad. También atesoro el recuerdo de mi Primera Comunión, que celebré junto a mis compañeros del colegio Emiliano Alcalá Romero, en la Parroquia San Nicolás de la Roca, ubicada en el barrio El Socorro, en Cartagena.

Primera Comunión
Día de mi Primera Comunión.


Llega la juventud y comienzan las dudas

Al llegar a la adolescencia, me uní a una comunidad prejuvenil llamada Semilla Misionera, donde mis formadores, Margarita y Luis, se esforzaban por inculcarnos la fe y advertirnos sobre los peligros de la juventud: la droga, la violencia y la promiscuidad. En cuanto a disciplina, mi grupo era un desastre, pero un desastre (aunque yo era bastante tranquilo). Supongo que eran cosas propias de las hormonas. Sin embargo, fue en esa etapa cuando comenzaron a surgir dudas sobre mi fe. Me di cuenta de que no creía plenamente en la Iglesia Católica, en los sacramentos, y, en el fondo, tampoco en Dios.

Así inició mi búsqueda espiritual. Exploré diferentes caminos: iglesias protestantes, horóscopos, esoterismo, teorías sobre vida en otros planetas, fantasmas, gnosticismo, encarnacionismo, y más. Estaba decidido a "sentir y experimentar a Dios", por lo que devoraba información en Internet, veía programas, películas y documentales, cualquier cosa que pudiera darme respuestas. A pesar de todo, nunca dejé de asistir a la Iglesia, y sería precisamente allí donde Dios saldría a mi encuentro.


Lucho, el monaguillo

Por esos días llegó un nuevo párroco a la iglesia y, poco tiempo después, organizó una convocatoria para nuevos monaguillos. Siempre había soñado con ser monaguillo, así que me inscribí, y no pasó mucho antes de que comenzara a servir en misas. Todo marchaba con normalidad hasta que llegó la Semana Santa, y en particular, el Jueves Santo.

Esa semana asistí a todas las misas para servir. El Jueves Santo, además, me quedé para participar en el turno de oración de los jóvenes ante el Santísimo. Nadie me había obligado, pero sentía que, como acólito, era algo que debía hacer. Era alrededor de las 10 de la noche cuando comenzamos a orar. Aunque no sabía muy bien qué decir, me fui dejando llevar por las oraciones de los demás. Poco a poco entré en sintonía y, en medio de ese momento de oración, sentí claramente la voz de Dios diciéndome:

"Tú estás donde tienes que estar."
No puedo describir objetivamente lo que sentí ese día. Era el mismo Jesús quien, desde la Eucaristía, me hablaba, derramaba su amor sobre mí y me confirmaba en su Iglesia y en la fe en los sacramentos. Estaba, sin duda, donde debía estar. Fue en ese momento cuando entendí que debía dar un nuevo paso en mi vida de fe.

  • Esta parte de mi testimonio la puedes escuchar en el siguiente video:


Un Nuevo Horizonte

Esa misma noche hablé con el coordinador del grupo de jóvenes Horizonte Cristiano para comenzar a asistir. Era una comunidad llena del Espíritu Santo, perteneciente a la Renovación Carismática Católica. Permanecí allí durante tres años como participante, luego tres años como parte del Grupo Base y, finalmente, dos años como coordinador. Todo esto fue por pura misericordia de Dios.

En esa comunidad, Dios me regaló grandes amigos y me enseñó a amarme, a amar y a dejarme amar. Me concedió los dones de la música, el teatro, la oración de alabanza y la predicación. Confirmó la carrera que debía estudiar, Comunicación Social. También me dio el regalo de una novia y futura esposa, una de sus hijas más hermosas: Laura Maldonado. Además, me concedió la gracia de consagrarme a Jesús por María y de ser padrino de confirmación de dos de sus hijas, Miriam Ferrer y Melany Ruiz.
  • En el siguiente video comparto cómo fue mi proceso de enamorarme y consagrarme a Jesús por María a través del movimiento Lazos de Amor Mariano:

Fueron incontables los momentos en los que experimenté el amor de Dios a través de mis hermanos. Por eso, siempre los llevo en mis oraciones y procuro asistir cada vez que me invitan a predicar o compartir con la nueva generación.

Al terminar mi tiempo como coordinador en la comunidad Hocris, fui elegido como coordinador del Servicio de Jóvenes de la RCC. Fue un desafío enorme que asumí con amor para la gloria de Dios. Al mismo tiempo, también estaba sirviendo en una comunidad de niños llamada Semillas de Esperanza. Sin embargo, al finalizar mi año de coordinación, muchas cosas estaban a punto de cambiar.

Servicio de Jóvenes RCC
Distintos momentos en el servicio a Dios: Retiro Espiritual de la comunidad Hocris, Reunión con el Servicio de Jóvenes de la RCC y obra de teatro de Semana Santa.

Un viaje a lo desconocido

Después de graduarme y de haber trabajado casi dos años en una agencia de publicidad llamada BAVPUBLICIDAD como Community Manager, donde aprendí mucho sobre el mundo de las redes sociales y el marketing digital, fui aceptado por la Fundación Kettering para realizar una pasantía de investigación en los Estados Unidos. Fue una gran noticia, pero también un cambio significativo. Debía renunciar a mi trabajo, dejar durante seis meses mi vida habitual: alejarme de mi novia, de mi familia, y de mi comunidad de oración. Sin embargo, confiaba en que si Dios me lo había dado, sería para mi bendición. El viaje sería en enero, pero aún quedaban detalles por resolver.

Despedida antes del viaje
Despedida sorpresa organizada por mi novia, mi familia y mis hermanos de comunidad.

Entre todas las cosas que pasaban por mi cabeza, me preguntaba de qué manera podía seguir sirviéndole a Dios. Finalmente comprendí que era el momento de poner mi profesión al servicio de Él. Así fue como, el 31 de diciembre, decidí abrir este blog. Pero, sin duda, este sería solo el comienzo de una nueva historia.

Un nuevo peligro en el camino

Cuando llegué a los Estados Unidos, todo parecía un sueño hecho realidad. La sede de la fundación era hermosa, tenía un apartamento muy cómodo para mí, contaba con recursos para viajar y ahorrar, había nieve y podía ponerme mis mejores atuendos para las fotos. Además, estaba asistiendo a una parroquia muy bonita y a un grupo de oración. Era todo lo que había imaginado de esta experiencia. En medio de todo eso, tenía planeado realizar un viaje de recolección de información a Colombia, donde, además, produciría un documental sobre mi tema de investigación: El poder del arte para fortalecer la democracia. Sin embargo, como todos saben, apareció en el mundo el COVID-19, una pandemia que nos confinó en casa y nos llenó de miedo ante lo incierto del futuro. 

Mi vida en los Estados Unidos
Mis primeros días en los Estados Unidos fueron todo lo que yo había soñado sobre esta experiencia.

Cuando se decretaron las cuarentenas tanto en Colombia como en los Estados Unidos, más allá del miedo y el desconcierto que sentí, supe que debía hacer algo para apoyar en la fe a mis hermanos. Así que, inicialmente, comencé a hacer algunas transmisiones en Facebook, rezando el rosario y hablando sobre temas que causaban confusión, como la indulgencia plenaria que el Papa había concedido en esos días. Aunque estaba evangelizando, sentía que debía dar más.

Fue entonces cuando decidí abrir mi canal de YouTube, donde comencé a subir reflexiones sobre distintos temas, aprovechando la cámara que había comprado pero que aún no había utilizado, y un micrófono de solapa que mi novia me había regalado. Poco a poco, mejorando la calidad de mis videos —porque para Dios siempre lo mejor—, logré llegar a muchas más personas.

De estos inicios hablo en la siguiente entrevista que me hicieron mis hermanos de la Juventud Renovada de Cartagena, durante una asamblea juvenil.

Finalmente, abrí cuentas en redes sociales para difundir el contenido. Lucho Evangeliza había tomado vida propia, por lo que ya no podía seguir mezclado con mi otro contenido habitual. Así que creé perfiles de Lucho Evangeliza en Instagram y TikTok, además de un grupo en Facebook.

¿Qué vendrá en el futuro? No lo sé, pero sé que Dios me ama, y que mientras Él me lo pida, seguiré comunicando su amor por todos los medios que pueda. Porque, como dice San Pablo: ¡Ay de mí si no evangelizo! Solo le pido, como San Juan Bautista, que me dé la gracia de disminuir, para que no me vean a mí, sino que lo vean a Él.

Mi oración contigo.

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