La palabra de Dios nos enseña que somos TEMPLOS DEL ESPÍRITU SANTO, lo escuchamos muchas veces a lo largo de nuestra vida de fe, en misas y retiros, en enseñanzas y lecturas espirituales, pero muchas veces no analizamos lo que implica esta verdad de fe para nuestra vida. ¿En qué afecta esto mi forma de relacionarme con Dios, con mis hermanos y conmigo mismo?
Ese es el punto principal que tocaremos en este punto. Comencemos:
¿Qué significaba el TEMPLO para el pueblo de Israel?
Esto lo vemos claramente en algunos pasajes del libro de los Reyes, que recoge el proceso de construcción del Templo de Jerusalén bajo el liderazgo del rey Salomón:
1 Reyes 6
1. Salomón comenzó a construir el templo del Señor en el cuarto año de su reinado en Israel, en el mes de zif, que es el mes segundo. Habían transcurrido cuatrocientos ochenta años desde que los israelitas salieron de Egipto.
11. La palabra del Señor vino a Salomón y le dio este mensaje: 12 «Ya que estás construyendo este templo, quiero decirte que, si andas según mis decretos, y obedeces mis leyes y todos mis mandamientos, yo cumpliré por medio de ti la promesa que le hice a tu padre David. 13 Entonces viviré entre los israelitas, y no abandonaré a mi pueblo Israel».
El cumplimiento de esta promesa lo vemos más adelante en el capítulo 8 de este libro:
1. Entonces el rey Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David.
9. En el arca solo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas después de que salieron de Egipto. 10 Cuando los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo, la nube llenó el templo del Señor. 11 Y por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el templo.
Vemos entonces que para el pueblo de Israel, Dios verdaderamente habitaba en el templo de Jerusalén, y es precisamente en este contexto teológico y cultural donde el apóstol Pablo nos dice, en 1 Corintios 6, 19:
¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes?
Así pues, también nosotros somos un templo donde habita Dios, y no uno construido por hombres y posteriormente bendecido, sino uno pensado desde la eternidad por Dios para morar en él.
Sobre este punto que acabo de tocar, el libro del Génesis nos da una bella mirada cuando narra nuestra creación en el capítulo 1:
26. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
31. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Como vemos, Dios no creó al hombre y después se le ocurrió hacerlo mejor dándole a su Espíritu, desde el inicio de la creación Dios nos pensó y nos creo a su imagen y semejanza. Fuimos creados y pensados para ser Templo, el lugar donde Dios habita verdaderamente a través de su Espíritu Santo.
Entender esto a la luz de la fe, tiene varias implicaciones para nuestra vida, algunas de las cuales analizaremos a continuación:
1RA IMPLICACIÓN: TODOS Y CADA UNO SOMOS TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO, TODOS TENEMOS LA MISMA DIGNIDAD, SIN IMPORTAR NADA.
Si todos somos templo del Espíritu Santo, entonces lo que determina nuestra valía no es lo que tenemos o lo que podemos aportar al mundo, sino nuestra dignidad de ser templos vivos de Dios. Entender esto en nuestra vida es descubrir la riqueza que vive en mi y en mi hermano, aún en el más pobre, aún en las personas con limitaciones físicas o psíquicas, aún en aquellos que no pueden moverse y que están postrados en cama.
Entender esto nos lleva necesariamente a dar un sí a la cultura de la vida y del encuentro y a rechazar la cultura de la muerte y el descarte.
2DA IMPLICACIÓN: NO ORAMOS A UN ESPÍRITU SANTO QUE ESTÉ POR FUERA DE NOSOTROS.
Cuando decimos "Ven, Espíritu Santo" lo que pedimos es que el Espíritu Santo se mueva en nuestra vida y que derrame una nueva unción sobre nosotros, pero él actúa desde dentro de nosotros porque vive en nosotros.
Por eso decía Jesús:
Juan 4, 23 - "Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren."
Como le explicaba Jesús a esa mujer samaritana, los que vivimos en el Espíritu no adoramos a Dios en un monte o en un edificio, lo adoramos en Espíritu y movidos por el Espíritu. Entender esto cambia para siempre nuestra forma de orar, dado que aumenta nuestra intimidad y sinceridad.
3RA IMPLICACIÓN: UNA NUEVA RELACIÓN CON TU CUERPO.
Tu cuerpo como creación de Dios es para Dios y no para la IMPUREZA, no para el placer. Esto, aunque suena fuerte, es un mensaje claro que nos da el apóstol Pablo:
1 CORINTIOS 6.
13. "Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo."
18. "¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. "
CAP 7 - "1. En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer." "2. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido. 3. Que el marido dé a su mujer lo que debe y la mujer de igual modo a su marido. 4. No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer. 5. No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia."
Entendernos Templo del Espíritu Santo implica una nueva forma de entender la sexualidad. No se trata de reprimirla, se trata de darle su sentido original y perfecto, viviendo la castidad en cada uno de nuestros estados de vida: en la soltería, noviazgo y vida religiosa, desde la continencia, y en el matrimonio desde una entrega plena con apertura al amor y a la vida.
Pidámosle al mismo Espíritu, que nos de la gracia de vivir en castidad y Santidad.
4TA IMPLICACIÓN: UNA NUEVA RELACIÓN CON EL PECADO
Ser templos del Espíritu Santo implica una nueva manera de vivir en la que busquemos siempre no entristecer al Espíritu Santo. Tal como lo vemos en Efesios 4:
22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
27 ni deis lugar al diablo.
28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Este pasaje, que te invito a leer nuevamente con más detenimiento, es una invitación a un cambio de vida radical, a que movidos por el Espíritu Santo que vive en nosotros, cambiemos nuestros pensamientos, palabras, actitudes, sentimientos, orgullos, delitos, etc. Un cambio de dirección total.
5TA IMPLICACIÓN (Y ÚLTIMA PARA EFECTOS DE ESTE ARTÍCULO): UNA MISIÓN
Ser Templos del Espíritu Santo nos compromete a todos con una misión, enseguida te explico cuál es:
Cristo nos prometió en Hechos 1, 8 "pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra."
Como puedes darte cuenta esta era una promesa con tarea a bordo: convertirnos en testigos una vez recibiéramos al Espíritu Santo.
Esta promesa vemos que se cumple para los Apóstoles en Pentecostés:
2, 4. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.
14. Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: «Judíos y todos los que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bien lo que les voy a decir.
(Aquí viene el primer gran anuncio que hace Pedro y vemos el gran efecto que tiene)
41. Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas.
De la misma forma, nosotros que también hemos recibido al Espíritu Santo como los Apóstoles, estamos llamados a anunciar a Cristo en el mundo entero, utilizando los dones que cada uno ha recibido de Dios.
Esto no es solo una "amable sugerencia", esto para los cristianos es casi una obligación. No se concibe un cristiano que no quiera, que no anhele, que no sienta la necesidad de anunciar a Cristo. Por eso San Pablo decía en 1 de Corintios 9, 16:
Para mí no es motivo de orgullo anunciar el evangelio, porque lo considero una obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo anuncio!




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