La Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo es una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico católico, no solo por su profundidad teológica, sino también por el contexto histórico que le dio origen. Aunque hoy se percibe como la culminación del año litúrgico, su nacimiento responde a un momento concreto en el que la Iglesia quiso afirmar un mensaje claro frente a las tensiones culturales y políticas del mundo moderno. La encíclica Quas Primas y la visión de Pío XI La fiesta fue instituida en 1925 por el papa Pío XI a través de la encíclica Quas Primas . El escenario mundial no podía ser más convulso: Europa aún trataba de levantarse tras la Primera Guerra Mundial, mientras diversas ideologías como el comunismo, el fascismo y los nacionalismos radicales tomaban fuerza. Paralelo a ello, el laicismo estatal avanzaba en países como Francia, Italia, México y España , promoviendo la expulsión de la fe de los espacios públicos y presionando para reducir...
La devoción al Sagrado Corazón no nació de un libro de oraciones, sino del Evangelio. En el momento en que el soldado atravesó el costado de Jesús, brotaron sangre y agua (Jn 19,34). Los primeros cristianos vieron en ese gesto el nacimiento de la Iglesia, el fluir del Espíritu Santo y el inicio de una nueva vida para toda la humanidad. Desde entonces, el Corazón de Cristo se entiende como fuente de vida, de amor y de misericordia que nunca deja de latir por el mundo. Del costado traspasado a la fuente del Espíritu Los Padres de la Iglesia, especialmente los de Asia Menor, enseñaban que de esa herida abierta brotan los sacramentos, la Palabra y la gracia que sostienen la fe. Desde el costado abierto del Salvador, Dios derrama su amor sobre la humanidad e invita a todos a beber de su fuente eterna. La encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco retoma esta enseñanza y recuerda: “Su costado herido, que interpretamos como su corazón, está lleno del Espíritu Santo y desde él llega a nosotro...