Han dicho muchos santos de nuestra Iglesia que en María hay más virtudes que estrellas en el cielo, por algo ella es la Kejaritomene, la Llena de Gracia, la madre de Dios. Inspirados en esto y, porque estamos en el mes de mayo, los quiero invitar a reflexionar sobre 10 de estas virtudes, todas reflejadas en la Palabra de Dios, que podemos imitar en nuestra vida aunque no seamos católicos (de la misma forma en la que tomamos como ejemplo a Pedro o a Pablo o al Rey David, etc, etc, etc). Sin más preámbulo, estas son:
- Sana curiosidad ante el actuar de Dios: El primer pasaje en el que pensamos cuando hablamos de María con seguridad es el de la anunciación, cuando el arcángel Gabriel le anuncia a María que ella será la madre del Mesías, ante lo cual ella responde: ¿Y cómo será esto posible si no conozco varón? Fíjate que ella no dice ¡ESTO ES IMPOSIBLE! Ella dice ¿Cómo? Como indagando en las formas del misterioso actuar de Dios, pero sin dudar de su poder. Esto es algo que podemos imitar, ese querer conocer más de Dios, ahondando en su palabra y preguntándole cosas a Él mismo a través de la oración, sin dudar nunca de su poder y de su infinita sabiduría.
- Docilidad: Una vez María recibe la respuesta que buscaba y entiende la importancia de ese llamado que la hacía Dios, se rinde a los pies de su amado: AQUÍ ESTÁ LA ESCLAVA DEL SEÑOR. Esa es la máxima forma del abandono en fe que deberíamos vivir todos. Hacernos esclavos por amor, para que se cumpla en nosotros la palabra de Dios.
- Prontitud al servicio: En este mismo pasaje vemos que el ángel le cuenta a María que su prima Isabel también estaba embarazada, ante lo cual ella, sin pensarlo 2 veces, toma camino una gran distancia para ir a ayudarla en todo lo que necesitara, aún cuando ella misma ya estaba embarazada y comenzaría a experimentar pronto los primeros achaques propios de su condición, ella se niega a si misma para ir en ayuda de quien la necesitaba.
- Gozo y alegría: María estaba llena del gozo que proviene del Espíritu Santo, tanto que un solo saludo bastó para que Isabel también se contagiara de ese gozo. De la misma forma nosotros también debemos ser transmisores de alegría y paz (y no lo contrarío, como muchas veces lo somos).
- Espíritu adorador: Luego de el saludo inicial, vemos una María que tiene una vivencia profunda de Dios, que se refleja en la alabanza y adoración tan profundas que salen de sus labios y de su corazón: ¡Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi Espíritu en Dios mi salvador! También nosotros deberíamos adorar a nuestro Dios en todo tiempo y en todo momento, especialmente cuando nos da el privilegio de servirle a través de nuestros hermanos y hermanas en la fe (y en los de sangre también).
- Humildad: María tenía todos los motivos para llenarse de orgullo, después de todo ella iba a ser la madre del Mesías, y esto era tan real que Isabel lo había notado sin que ella le dijera nada. Sin embargo, ella permanece fiel a su fe, reconociendo de que ella no es digna de tan grande beneficio que Dios le había concedido. Ella es la pequeña de Dios y por eso lo alaba diciendo que su Salvador había mirado la humillación de su esclava. Ninguno de nosotros tiene motivos como los que tenía María para llenarse de orgullo, sin embargo, cuanto nos cuesta ser humildes. Como ella, seamos humildes de corazón.
- Silencio contemplativo: Una de las expresiones que más llama mi atención de los textos que se refieren a María en los evangelios es cuando mencionan que ella "guardaba todas las cosas en su corazón". María la mayor parte del tiempo guarda silencio, pero no es un silencio sumiso o distraído, es un profundo silencio contemplativo, que atesora todas las bondades de Dios y vuelve una y otra vez a estas para profundizar en ellas y fortalecer la fe, reconociendo que ese misterio tan grande que era la encarnación del Hijo de Dios, no era obra suya sino del Dios omnipotente. Pero a nosotros, cuan difícil se nos hace hacer silencio ante Dios, cuan difícil se nos hace escucharlo, cuan difícil se nos hace meditar en sus misterios. Contemplemos más para que nuestra fe, como la de María, crezca más y más.
- Atención a la necesidad: Otro pasaje muy bello que nos deja ver la personalidad y virtudes de María es el de las bodas de Caná, en el que ella había sido invitada junto con Jesús. En esta boda había un gran problema, se había acabado el vino, se había acabado la alegría. María no espera que los novios o los trabajadores vengan a pedir su ayuda, ella está atenta y apenas nota que hay un problema, corre a buscar la ayuda que pueda brindar. Así mismo debemos actuar nosotros, no acomodarnos porque los demás no piden nuestra ayuda, sino estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos para servirles en todo lo que podamos siempre.
- Intercesión confiada: En ese momento de la boda, María no podía hacer mucho por si misma, pero ella recurre al que sí podía hacer mucho, su hijo Jesús. Así pues ella intercede para que Jesús realice su primer milagro, convirtiendo el agua en vino, la tristeza en alegría. Hace una oración tan confiada que, de inmediato les dice a los sirvientes, hagan lo que él les diga. Así nosotros también estamos llamados a interceder los unos por los otros, confiando en que todas esas cosas que nosotros no podemos hacer por los demás, Dios sí puede hacerlas, y las hará (si es su voluntad).
- Fortaleza ante la cruz: Uno de los pasajes que más me hace admirar a María es el de la Crucifixión. Todos los apóstoles estaban escondidos, a excepción de Juan y la Virgen María, su madre, permanecía ahí, de pie, firme, ante tanto dolor. Ya Simeón 33 años atrás le había profetizado que una espada le atravesaría el corazón, pero ella no podía haber imaginado que el final de su hijo, el Mesías, sería de esa forma. Sin embargo ella no tambalea en su fe y en medio de tal tribulación permanece de pie, su hijo estaba por morir, pero ella no estaba derrotada, porque la muerte no tendría la última palabra. Este ejemplo debería inspirarnos a todos nosotros, para que resistamos con más fortaleza la cruz de cada día, sin desfallecer, confiando en que la muerte no puede ni podrá nunca contra el amor.
En este mes de mayo te invito a que te hagas ese firme propósito de imitar más a María, especialmente en aquella virtud que más necesites en tu vida.
Mi oración contigo.
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Para que tengas más animo en tu caminar de fe, si tienes dudas sobre tu relación con María te invito a que veas este video en el que doy mi testimonio de cómo conocí y me enamoré de la Santísima Virgen María:


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