Una reflexión sobre la parábola del hijo pródigo. Todos los que hemos conocido el amor de Dios estamos seguros de una de las realidades de fe más maravillosas: SOMOS HIJOS DE DIOS. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! - I Juan 3,1 Lo que muchas veces se nos dificulta, es entender en que consiste esa relación de amor paternal que Dios nos tiene, ya que lo que entendemos como paternidad está mediado por nuestras propias experiencias con nuestros padres. Entonces, si hemos tenido un padre amoroso, veremos a Dios como un padre amoroso; si hemos tenido un padre distante o incluso si hemos crecido sin nuestro padre, veremos un Dios distante o se nos dificultará abrirnos a su amor. Pero Dios no se mueve en lógicas humanas, y su amor tampoco. En este sentido, si logramos comprender la naturaleza de este amor, lograremos tener una mejor relación y apertura hacia él. Para es...
Un espacio dedicado a fortalecer nuestra fe en Dios, reflexionar en su palabra y crecer en el amor.