Cuando se trata de evangelizar nos surgen muchas dudas y miedos , especialmente cuando se trata de dar testimonio de vida y de proclamar la Buena Nueva de Jesús ante grandes públicos. En muchas ocasiones creemos que “somos demasiado nuevos en el caminar”, “no tenemos suficiente conocimiento”, “no somos fluidos de palabra”, “somos muy tímidos”, etc, etc, etc. Sacamos excusa tras excusa para no proclamar el nombre santo de Jesús. Decimos como Jeremías : «Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!» Pero Dios nos contesta: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte» Lo cierto es que todos podemos ser evangelizadores , TODOS, pero no todos cumplimos con las características de un buen evangelizador , y no me refiero ni a ser bonito, ni a ser expresivo o espontaneo, tampoco me refiero a ser muy inteligente o muy espontaneo, NO, nada de eso...
Un espacio dedicado a fortalecer nuestra fe en Dios, reflexionar en su palabra y crecer en el amor.